Esta imagen tiene ya unos cuantos años: es la primera firma de cosmética profesional con la que trabajé (guardo buenos recuerdos de entonces). Era en Murcia, un taller de trabajo con 24 profesionales y donde pasamos juntas desde las 10h hasta las 19h.
Fíjate en la puesta en escena. Una parte de teoría y una parte de práctica. En el momento de tomar la foto, las profesionales se encuentran prestando su atención a lo que yo les estoy explicando: Sentadas, anotando y entendiendo conceptos. Por mi parte, tengo mi presentación proyectada detrás de mí, a partir de la cual explico conceptos básicos de la línea nueva que presento.
Ahora quiero que pienses en una formación técnica a la que hayas asistido (de la forma de aplicación de la cosmética con la que estás trabajando en el salón, por ejemplo).
¿Cómo se ha desarrollado? Pensemos que ha durado todo el día, como la que te estoy contando.
Empieza la formación. La formadora se presenta, te presenta de qué va el curso (el programa) duración del mismo y qué obtendrás con él. Te dice a qué hora aproximadamente saldremos a comer y cuando terminaremos. Es correcto. Es lo acordado con tu comercial que te ha invitado.
A la hora de realizar un protocolo en una piel, tienes que hacer algo similar.
No te pido que hagas una formación, pero organiza todo lo que quieres hacer, por partes. Pregúntate si tu cliente te ha escuchado y entendido lo que le vas a hacer: la escucha activa facilita este camino, en las valoraciones previas a la ejecución del tratamiento.
Siguiendo con la imagen:
_Por la mañana desarrollé la parte teórica, con mis herramientas de teoría: micrófono, mi power point y mi pizarra. A las asistentes les entregué un dossier técnico y otro comercial de la línea que les presenté
_Por la tarde desarrollé la parte práctica: todas las asistentes trabajaron entre ellas, poniendo en práctica lo aprendido en la teoría. Y yo, iba un paso delante de ellas enseñando texturas según tipos de piel, reforzando activos y su acción en la piel, con la finalidad que identificaran los clientes a los que les iban a realizar el tratamiento nuevo, esa misma semana.
A esto me refiero con la pregunta inicial, si organizas bien tus protocolos.
Para que sean:
-Valorados y entendibles. Qué van a solucionar.
-Aprovechados por la piel correspondiente. Que sea un tratamiento potente para una piel resistente.
-Consigan los resultados que ambas esperáis.
Un protocolo bien organizado es el responsable de que un cliente vuelva de forma repetida al salón buscando algo más…y hablamos ya de experiencia. Y eso, además retiene cerca de tu salón a los mejores clientes.